El Hay Festival celebra dos décadas en Cartagena con Salman Rushdie, Jorge Ramos y Anne Applebaum

La idea inicial de ubicar el Hay Festival en Cartagena, copiando un festival cultural que había nacido en Gales décadas antes, fue del escritor mexicano Carlos Fuentes, aunque la bendición la dio el Nobel colombiano Gabriel García Márquez. Era 2005 y el expresidente Juan Manuel Santos recuerda el momento exacto, cuando desayunaba con ambos escritores y se acercó a ellos una española, Cristina Fuentes La Roche, hoy coordinadora internacional del Hay Festival. “Los dos se miraron y al mismo tiempo le dieron la bendición”, recuerda Santos, cuando ella les hizo la propuesta de crear el Hay Festival en Cartagena, el primero en América Latina. Gabo se comprometió a estar en la primera edición, con lo que el evento ya contaba con la garantía de arrastrar al menos a todos sus admiradores. El Hay Festival Cartagena, que cada año reúne a políticos, escritores, cineastas, comediantes y otros líderes de la cultura de todo el mundo, celebra este año su vigésima edición con un documental sobre su historia, un libro con las fotos de sus célebres invitados y las mismas conversaciones de siempre.

“El Hay Festival en Cartagena es la joya de la corona”, asegura en el documental Philippe Sands, vicepresidente del Hay. “El festival creó raíces profundas en Cartagena, no es un circo que viene y se va”, dice por teléfono Fuentes La Roche sobre lo logrado en dos décadas, repitiendo que fue un festival para “conectar a Colombia con el mundo, y al mundo con Colombia”.

En 2005, cuando surgió la propuesta, Colombia estaba intentando pasar la página a uno de sus periodos más crueles de la guerra, después de las bombas de Pablo Escobar, del Cartel de Cali y el fortalecimiento de grupos paramilitares y guerrilleros. “Colombia se estaba abriendo al mundo después de una época muy oscura de su historia y el festival en ese momento se sentía muy necesario”, recuerda Fuentes. Aun así, consiguió, además de la bendición de Gabo, recursos públicos del exterior (de la embajada británica), del sector privado (el empresario Julio Ardila Lülle) y de los medios (como la difunta revista Arcadia, además de RCN radio y televisión). La boleta solo costaba 12.000 pesos, equivalentes a cinco dólares en la época, lo que ayudó a la convocatoria.

El periodista Jorge Ramos, uno de los invitados al Hay Festival, en Miami, en diciembre de 2024.

“Venían buses de estudiantes desde lo más lejano del país, desde el profundo sur hasta este profundo norte”, recuerda el escritor Héctor Abad en el documental de aniversario. “Yo ahorré, me vine en bus, y dormí en un hostal como de 30.000 pesos la noche, una de las experiencias más bonitas de la vida”, dice el crítico de cine Samuel Castro.

La primera edición abrió con un evento en el que estaban un periodista muy amigo de Gabo, Gustavo Tatis, y Jorge Franco, autor de la novela Rosario Tijeras. Luego vinieron más nombres: la ensayista nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, la Nobel de Paz filipina María Ressa, el futbolista argentino Jorge Valdano, la periodista mexicana Lydia Cacho, hasta la trompeta del dominicano Wilfrido Vargas y el rap de los ingleses Asian Dub Foundation. Entre las caras más recurrentes están el escritor cubano Leonardo Padura, la cronista argentina Leila Guerriero, el periodista norteamericano Jon Lee Anderson. Y evidentemente es la casa de muchos colombianos, como Héctor Abad, Juan Gabriel Vásquez, Pilar Quintana, o Velia Vidal. Amalia Andrade, escritora caleña, recuerda trabajar en el Hay Festival ayudando con la logística, luego con las redes sociales y ahora como autora. “Se me aguan un poquito los ojos cuando veo a todo el equipo, y a los chicos que van y lo recogen a uno, y digo: yo fui una de ellas”, dice.

El Hay Festival fue tildado de elitista, pero sus organizadores comentan que crearon el Hay Comunidades, llevando a más de un Nobel de Literatura a las zonas más pobres de Cartagena, además de Hay Jóvenes, o un Hay para los adolescentes explorando un futuro en el mundo del periodismo y teniendo la oportunidad de aprender de los cronistas más reputados de América Latina. “Para mí un hito fue cuando llevamos a Chimamanda al barrio Nelson Mandela de Cartagena, llegó una multitud enorme de gente joven afro, y ella hablando del poder del pelo, del racismo, fue increíble”, cuenta Cristina Fuentes. Otra charla mítica fue la de Humberto de la Calle, cuando era negociador de paz del Gobierno con la guerrilla de las FARC y fue ovacionado por el público cartagenero. “Fue inolvidable”, recuerda De la Calle sobre el baño de aplausos a los esfuerzos por alcanzar la paz.

La escritora Anne Applebaum, en su casa de Polonia.

Este año el festival tendrá como plato fuerte a un viejo amigo del Hay en Cartagena, el escritor indio Salman Rushdie que hablará con el novelista Juan Gabriel Vásquez en la noche del viernes. La noche del sábado terminará con una conversación con el periodista mexicano Jorge Ramos, quien dirigió por años el noticiero de Univision, y que moderará Diana Calderón, periodista de Caracol Radio. La historiadora Anne Applebaum y la cineasta Ava DuVernay están entre otras de las invitadas destacadas.

Cristina Fuentes La Roche insiste que la gran fortaleza del Hay Festival en realidad es conversar, que conversen quienes piensen parecido pero desde profesiones distintas, o quienes piensan diferente pero tienen la mente suficientemente abierta para argumentar. “No queremos ser un festival activista, queremos ser un festival donde todo conviva”, dice. Es algo que también valora la pianista colombiana Teresita Gómez, quien también ha sido invitada al Hay. “Yo, que tengo muchos años, veo como hemos adelantado a nivel literario, a nivel poético, a nivel musical”, dice en el documental. ”A veces los seres humanos nos desafinamos, y cuando nos desafinamos, no escuchamos bien las armonías, y no podemos escuchar al otro, eso es lo peor. Estos festivales son importantes porque podemos escuchar al otro”. Veinte años de escuchar a todos los que llegan a Cartagena, desde Corea del Sur o desde el barrio Nelson Mandela.

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 Este jueves 30 de enero y hasta el lunes 3 de febrero se abre uno de los eventos culturales más importantes de América Latina que despegó en 2005 con la bendición de Gabriel García Márquez. “El festival no es un circo que viene y se va”, dice una de sus directoras, Cristina Fuentes La Roche  

La idea inicial de ubicar el Hay Festival en Cartagena, copiando un festival cultural que había nacido en Gales décadas antes, fue del escritor mexicano Carlos Fuentes, aunque la bendición la dio el Nobel colombiano Gabriel García Márquez. Era 2005 y el expresidente Juan Manuel Santos recuerda el momento exacto, cuando desayunaba con ambos escritores y se acercó a ellos una española, Cristina Fuentes La Roche, hoy coordinadora internacional del Hay Festival. “Los dos se miraron y al mismo tiempo le dieron la bendición”, recuerda Santos, cuando ella les hizo la propuesta de crear el Hay Festival en Cartagena, el primero en América Latina. Gabo se comprometió a estar en la primera edición, con lo que el evento ya contaba con la garantía de arrastrar al menos a todos sus admiradores. El Hay Festival Cartagena, que cada año reúne a políticos, escritores, cineastas, comediantes y otros líderes de la cultura de todo el mundo, celebra este año su vigésima edición con un documental sobre su historia, un libro con las fotos de sus célebres invitados y las mismas conversaciones de siempre.

“El Hay Festival en Cartagena es la joya de la corona”, asegura en el documental Philippe Sands, vicepresidente del Hay. “El festival creó raíces profundas en Cartagena, no es un circo que viene y se va”, dice por teléfono Fuentes La Roche sobre lo logrado en dos décadas, repitiendo que fue un festival para “conectar a Colombia con el mundo, y al mundo con Colombia”.

En 2005, cuando surgió la propuesta, Colombia estaba intentando pasar la página a uno de sus periodos más crueles de la guerra, después de las bombas de Pablo Escobar, del Cartel de Cali y el fortalecimiento de grupos paramilitares y guerrilleros. “Colombia se estaba abriendo al mundo después de una época muy oscura de su historia y el festival en ese momento se sentía muy necesario”, recuerda Fuentes. Aun así, consiguió, además de la bendición de Gabo, recursos públicos del exterior (de la embajada británica), del sector privado (el empresario Julio Ardila Lülle) y de los medios (como la difunta revista Arcadia, además de RCN radio y televisión). La boleta solo costaba 12.000 pesos, equivalentes a cinco dólares en la época, lo que ayudó a la convocatoria.

Jorge Ramos
El periodista Jorge Ramos, uno de los invitados al Hay Festival, en Miami, en diciembre de 2024.Giorgio VIERA

“Venían buses de estudiantes desde lo más lejano del país, desde el profundo sur hasta este profundo norte”, recuerda el escritor Héctor Abad en el documental de aniversario. “Yo ahorré, me vine en bus, y dormí en un hostal como de 30.000 pesos la noche, una de las experiencias más bonitas de la vida”, dice el crítico de cine Samuel Castro.

La primera edición abrió con un evento en el que estaban un periodista muy amigo de Gabo, Gustavo Tatis, y Jorge Franco, autor de la novela Rosario Tijeras. Luego vinieron más nombres: la ensayista nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, la Nobel de Paz filipina María Ressa, el futbolista argentino Jorge Valdano, la periodista mexicana Lydia Cacho, hasta la trompeta del dominicano Wilfrido Vargas y el rap de los ingleses Asian Dub Foundation. Entre las caras más recurrentes están el escritor cubano Leonardo Padura, la cronista argentina Leila Guerriero, el periodista norteamericano Jon Lee Anderson. Y evidentemente es la casa de muchos colombianos, como Héctor Abad, Juan Gabriel Vásquez, Pilar Quintana, o Velia Vidal. Amalia Andrade, escritora caleña, recuerda trabajar en el Hay Festival ayudando con la logística, luego con las redes sociales y ahora como autora. “Se me aguan un poquito los ojos cuando veo a todo el equipo, y a los chicos que van y lo recogen a uno, y digo: yo fui una de ellas”, dice.

El Hay Festival fue tildado de elitista, pero sus organizadores comentan que crearon el Hay Comunidades, llevando a más de un Nobel de Literatura a las zonas más pobres de Cartagena, además de Hay Jóvenes, o un Hay para los adolescentes explorando un futuro en el mundo del periodismo y teniendo la oportunidad de aprender de los cronistas más reputados de América Latina. “Para mí un hito fue cuando llevamos a Chimamanda al barrio Nelson Mandela de Cartagena, llegó una multitud enorme de gente joven afro, y ella hablando del poder del pelo, del racismo, fue increíble”, cuenta Cristina Fuentes. Otra charla mítica fue la de Humberto de la Calle, cuando era negociador de paz del Gobierno con la guerrilla de las FARC y fue ovacionado por el público cartagenero. “Fue inolvidable”, recuerda De la Calle sobre el baño de aplausos a los esfuerzos por alcanzar la paz.

Anne Applebaum about Russiaas Ukraine conflict
La escritora Anne Applebaum, en su casa de Polonia.Mateusz Skwarczek (Agencja Gazeta)

Este año el festival tendrá como plato fuerte a un viejo amigo del Hay en Cartagena, el escritor indio Salman Rushdie que hablará con el novelista Juan Gabriel Vásquez en la noche del viernes. La noche del sábado terminará con una conversación con el periodista mexicano Jorge Ramos, quien dirigió por años el noticiero de Univision, y que moderará Diana Calderón, periodista de Caracol Radio. La historiadora Anne Applebaum y la cineasta Ava DuVernay están entre otras de las invitadas destacadas.

Cristina Fuentes La Roche insiste que la gran fortaleza del Hay Festival en realidad es conversar, que conversen quienes piensen parecido pero desde profesiones distintas, o quienes piensan diferente pero tienen la mente suficientemente abierta para argumentar. “No queremos ser un festival activista, queremos ser un festival donde todo conviva”, dice. Es algo que también valora la pianista colombiana Teresita Gómez, quien también ha sido invitada al Hay. “Yo, que tengo muchos años, veo como hemos adelantado a nivel literario, a nivel poético, a nivel musical”, dice en el documental. ”A veces los seres humanos nos desafinamos, y cuando nos desafinamos, no escuchamos bien las armonías, y no podemos escuchar al otro, eso es lo peor. Estos festivales son importantes porque podemos escuchar al otro”. Veinte años de escuchar a todos los que llegan a Cartagena, desde Corea del Sur o desde el barrio Nelson Mandela.

 

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