Mario Vargas Llosa reaparece en una función privada de teatro en Lima

Después de la cancelación de su viaje a Madrid, donde por primera vez en cuatro años no participó físicamente del homenaje que le rinde la cátedra que inspiró, Mario Vargas Llosa reapareció públicamente en Lima y, como no podía ser de otra manera, en una cita con la cultura. El último domingo por la tarde asistió a una función privada, dedicada especialmente para él, en el teatro Marsano, en el distrito de Miraflores para ver la adaptación a las tablas de una novela policiaca que escribió en 1986: ¿Quién mató a Palomino Molero?

De chompa verde y casaca oscura, el Nobel se sentó en una de las butacas desde donde gozó en primera fila de un momento emotivo. Desde julio lo esperaba su amigo, el director de la obra, Edgar Saba, quien conoce a Vargas Llosa desde los años 70. Saba ya había adaptado al teatro La ciudad y los perros, la novela sobre su vida escolar en un colegio militar que lo lanzó a la fama. Pero llevar a las tablas el único thriller de Vargas Llosa no dejaba de ser un reto mayúsculo.

Como contó en una entrevista al diario El Comercio, gracias a la generosidad del Nobel, Saba le hizo varias modificaciones al texto original e incluso retiró varios personajes. El esfuerzo fue reconocido por el viejo amigo que conoció cuando apenas tenía 19 años. “Tener a un autor de una obra que produces y que te dé su opinión y que además le guste tu trabajo es un privilegio. Que un Nobel nos haya hecho el favor de darnos su tiempo ha sido un honor. Para mí, esta ha sido una función muy emotiva. Mario, prácticamente, ha ido a cerrar la temporada, y ha sido un cierre inesperado que nos ha levantado los ánimos y el orgullo”, ha dicho con fervor la productora Makhy Arana.

La función privada, donde se le vio junto a sus nietas, fue posible gracias a la madre de sus hijos, Patricia Llosa. Hace unos meses una fotografía de la pareja difundida por su primogénito Álvaro causó revuelo en las redes sociales. Ha sido precisamente Álvaro, también escritor y periodista, quien asistió el viernes pasado al homenaje en la finca El Jaral de la Mira del laureado chef Mario Sandoval, en El Escorial, que el Nobel agradeció desde una videollamada. “Mi padre tiene casi 89 años, está en el umbral de los 90 años, es una edad a la que uno tiene que reducir un poco la intensidad de sus actividades […] Él sigue alerta intelectualmente, leyendo mucho y rodeado de su familia y personas del mundo de la cultura que lo visitan”, declaró Álvaro Vargas Llosa sobre los rumores de un deterioro en el estado de salud de su padre.

¿Quién mató a Palomino Molero? es la historia de un crimen cometido en el Perú de los años cincuenta en la ciudad costera de Talara. El asesinato de un aviador cuyo cuerpo aparece cerca de su base militar. “La escribí por la indignación que me produjo este suceso tan impactante que quedó misteriosamente silenciado”, dijo hace varios años Mario Vargas Llosa. El montaje de Edgar Saba cuenta en su elenco con otro viejo conocido: Gustavo Bueno, un experimentado actor que interpretó al teniente Gamboa en la versión en pantalla grande de La ciudad y los perros (1985). El reencuentro quedó plasmado en una fotografía con todo el reparto.

Además de la función y sus comentarios que no dejaron de tener un juicio crítico, el escritor se dio tiempo para recorrer la galería del teatro Marsano, donde en los años ochenta montó dos piezas teatrales junto al argentino Osvaldo Cattone: La señorita de Tacna en 1981 y Kathie y el hipopótamo en 1983. Este miércoles 23 será la última función de ¿Quién mató a Palomino Molero? Según se pudo conocer Mario Vargas Llosa, próximo a cumplir 89 años, dejó saber su ilusión porque sus libros continúen su viaje literario a las tablas. Enorme encargo para quien esté dispuesto.

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 En medio de la incertidumbre por su estado de salud, el Nobel asistió al teatro Marsano en Lima, donde compartió con el elenco dirigido por Edgar Saba, un viejo amigo que también llevó a las tablas a ‘La ciudad y los perros’  

Después de la cancelación de su viaje a Madrid, donde por primera vez en cuatro años no participó físicamente del homenaje que le rinde la cátedra que inspiró, Mario Vargas Llosa reapareció públicamente en Lima y, como no podía ser de otra manera, en una cita con la cultura. El último domingo por la tarde asistió a una función privada, dedicada especialmente para él, en el teatro Marsano, en el distrito de Miraflores para ver la adaptación a las tablas de una novela policiaca que escribió en 1986: ¿Quién mató a Palomino Molero?

De chompa verde y casaca oscura, el Nobel se sentó en una de las butacas desde donde gozó en primera fila de un momento emotivo. Desde julio lo esperaba su amigo, el director de la obra, Edgar Saba, quien conoce a Vargas Llosa desde los años 70. Saba ya había adaptado al teatro La ciudad y los perros, la novela sobre su vida escolar en un colegio militar que lo lanzó a la fama. Pero llevar a las tablas el único thriller de Vargas Llosa no dejaba de ser un reto mayúsculo.

El escritor peruano Mario Vargas Llosa en el Teatro Marsano el 20 de octubre de 2024, en Lima (Perú).Teatro Marsano (EFE)

Como contó en una entrevista al diario El Comercio, gracias a la generosidad del Nobel, Saba le hizo varias modificaciones al texto original e incluso retiró varios personajes. El esfuerzo fue reconocido por el viejo amigo que conoció cuando apenas tenía 19 años. “Tener a un autor de una obra que produces y que te dé su opinión y que además le guste tu trabajo es un privilegio. Que un Nobel nos haya hecho el favor de darnos su tiempo ha sido un honor. Para mí, esta ha sido una función muy emotiva. Mario, prácticamente, ha ido a cerrar la temporada, y ha sido un cierre inesperado que nos ha levantado los ánimos y el orgullo”, ha dicho con fervor la productora Makhy Arana.

La función privada, donde se le vio junto a sus nietas, fue posible gracias a la madre de sus hijos, Patricia Llosa. Hace unos meses una fotografía de la pareja difundida por su primogénito Álvaro causó revuelo en las redes sociales. Ha sido precisamente Álvaro, también escritor y periodista, quien asistió el viernes pasado al homenaje en la finca El Jaral de la Mira del laureado chef Mario Sandoval, en El Escorial, que el Nobel agradeció desde una videollamada. “Mi padre tiene casi 89 años, está en el umbral de los 90 años, es una edad a la que uno tiene que reducir un poco la intensidad de sus actividades […] Él sigue alerta intelectualmente, leyendo mucho y rodeado de su familia y personas del mundo de la cultura que lo visitan”, declaró Álvaro Vargas Llosa sobre los rumores de un deterioro en el estado de salud de su padre.

¿Quién mató a Palomino Molero? es la historia de un crimen cometido en el Perú de los años cincuenta en la ciudad costera de Talara. El asesinato de un aviador cuyo cuerpo aparece cerca de su base militar. “La escribí por la indignación que me produjo este suceso tan impactante que quedó misteriosamente silenciado”, dijo hace varios años Mario Vargas Llosa. El montaje de Edgar Saba cuenta en su elenco con otro viejo conocido: Gustavo Bueno, un experimentado actor que interpretó al teniente Gamboa en la versión en pantalla grande de La ciudad y los perros (1985). El reencuentro quedó plasmado en una fotografía con todo el reparto.

Además de la función y sus comentarios que no dejaron de tener un juicio crítico, el escritor se dio tiempo para recorrer la galería del teatro Marsano, donde en los años ochenta montó dos piezas teatrales junto al argentino Osvaldo Cattone: La señorita de Tacna en 1981 y Kathie y el hipopótamo en 1983. Este miércoles 23 será la última función de ¿Quién mató a Palomino Molero? Según se pudo conocer Mario Vargas Llosa, próximo a cumplir 89 años, dejó saber su ilusión porque sus libros continúen su viaje literario a las tablas. Enorme encargo para quien esté dispuesto.

 

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