La vivienda del último poeta español premio Nobel fue adquirida en abril por la Comunidad de Madrid para convertirla en Casa de la Poesía en 2027
Velintonia, la casa del poeta Vicente Aleixandre (1898-1984), tras casi cuarenta años cerrada al público, ha abierto este viernes, 11 de julio, sus puertas —y lo hará de nuevo el próximo lunes— a grupos de visitas guiadas para conocer la que fue vivienda del último poeta español premio Nobel de Literatura y por la que pasaron durante décadas varias generaciones de escritores. A lo largo de este día conocerán la casa más de 350 personas, según la Comunidad de Madrid.
Tras la muerte de Aleixandre, su hermana, Conchita, vivió en Velintonia hasta su fallecimiento en 1986. Comenzaron entonces los desacuerdos entre los herederos de Aleixandre y entre las Administraciones, hasta que el inmueble fue adquirido por la Comunidad de Madrid por 3,2 millones en una subasta el pasado abril.
Sin fecha aún determinada, se emprenderán las obras para su puesta a punto, un proyecto que se prevé culminar en 2027 —para coincidir con el centenario de la generación literaria a la que perteneció Aleixandre y con los 50 años de su muerte— con su reapertura como Casa de la Poesía y Museo Vicente Aleixandre.
Cada estancia —desde el dormitorio hasta el salón donde Lorca tocaba el piano— será rehabilitada y musealizada, de modo que el visitante puede sumergirse en la atmósfera poética del lugar y entienda mejor la historia de los autores de la generación del 27.
Desde sus orígenes, en el número tres de la entonces calle de Wellingtonia, la vivienda fue un lugar de encuentro intelectual: Federico García Lorca, Luis Cernuda, Rafael Alberti o Miguel Hernández pasaron por su salón —hoy reconvertido en cocina— y por la amplia biblioteca, cuyos ejemplares fueron en buena parte destruidos por los milicianos que la ocuparon. Tras la contienda, el poeta plantó en el jardín un cedro del Líbano que aún sobrevive y simboliza su permanencia hasta la muerte del autor de La destrucción o el amor en 1984.
Durante los primeros años de la dictadura de Franco, Aleixandre vivió “en un silencio forzado: no podía ni nombrarse en la radio y, para protegerse de posibles represalias, se inscribió en el Colegio de Abogados y evitó declarar su verdadera profesión”, recuerda Emilio Calderón, biógrafo de Vicente Aleixandre, que ha participado en la visita.
El recorrido, con el nombre de Por fin en Velintonia, comienza en el recibidor y recorre la planta principal: el dormitorio, donde Aleixandre escribía de noche, como era su costumbre; la estancia donde Lorca tocaba el piano y la biblioteca, que albergó manuscritos, libros firmados y toda la vida literaria de los años treinta. El presidente de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre (AAVA), Alejandro Sanz, ha guiado a los visitantes, con los que ha compartido fragmentos de poemas de Aleixandre y ha leído algunos textos inéditos, que se encuentran en el archivo que custodia la asociación.

Tras adquirir Velintonia, el Gobierno regional ha acometido trabajos urgentes de consolidación estructural, entre ellos la instalación de sistemas de seguridad y el refuerzo de la cubierta. Paralelamente, se han redactado los pliegos para la restauración integral y se tramita la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) la máxima protección.
En la primera fase de las obras han aflorado elementos originales de valor patrimonial. Por ejemplo, al levantar el parqué de la antigua cocina, aparecieron las baldosas de los años veinte y la marca de la vieja estufa. En palabras de Sanz, “se ha descubierto el suelo térmico propio de la época, incluso la marca de la cocina de carbón que estaba en una esquina”. “En la futura rehabilitación pretendemos conservar tanto la disposición de 1940 como los vestigios de la casa de 1927”.










Tras la Guerra Civil, Aleixandre dividió la casa en dos. “Fue para hacer frente a las estrecheces económicas de la posguerra. La planta alta se alquiló al historiador y catedrático Cayetano Alcázar y la escritora Amanda Junquera, que convirtieron ese piso en un discreto, pero activo centro cultural de orientación decididamente feminista”, explica Calderón. Cuando Alcázar murió de forma repentina, la escritora Carmen Conde vivió allí con Amanda y establecieron “un pequeño nido de amor, que sirvió además de foco de reflexión y resistencia cultural”, ha añadido.
Con su nueva vida, Velintonia recuperará también objetos que allí estuvieron, como el sofá con brazo abatible donde Aleixandre solía descansar tras sus sesiones de lectura y escritura. Fue donado recientemente por su familia y se reinstalará en la biblioteca para evocar el ambiente de las tertulias nocturnas.

Con la recuperación de Velintonia se rescata un núcleo esencial de la Edad de Plata de la cultura española. Premio Nacional de Literatura (1933), académico de la RAE (1949) y Nobel de Literatura (1977), Aleixandre convirtió su casa en un foro de diálogo entre generaciones y estilos. Además de escritores de ideologías distintas: “Vicente Aleixandre acogió aquí a gente tan diversa como Gerardo Diego y Rafael Alberti; lo que les unía era la amistad y la poesía, y ese espíritu debe prevalecer”, ha subrayado Sanz.
Como gesto conmemorativo, al final del recorrido se ha habilitado un libro de firmas en el que los asistentes pueden dejar constancia de su paso. Como ha indicado Sanz: “Aquí fue donde Lorca tocó el piano, donde recibió a toda la generación del 27… y el libro de firmas queda como documento histórico de este día”.
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Velintonia, la casa del poeta Vicente Aleixandre (1898-1984), tras casi cuarenta años cerrada al público, ha abierto este viernes, 11 de julio, sus puertas —y lo hará de nuevo el próximo lunes— a grupos de visitas guiadas para conocer la que fue vivienda del último poeta español premio Nobel de Literatura y por la que pasaron durante décadas varias generaciones de escritores. A lo largo de este día conocerán la casa más de 350 personas, según la Comunidad de Madrid.