Morir de tristeza
A comienzos de 1982, a poco de haberse instalado en París tras exiliarse de su país natal, la artista colombiana Feliza Bursztyn falleció de manera fulminante en un restorán del barrio de Montparnasse. No había cumplido todavía los 50 años, pero su vida alcanzó a estar repleta de belleza y dolor: estudió escultura con los mejores maestros, vivió en Nueva York y París, sufrió las muertes prematuras de amantes y amigas, cultivó un arte único, se casó dos veces y tuvo muy joven tres hijas que hicieron su vida en Estados Unidos. En medio de una sociedad que se resistía…